Desde hace 6 días, decenas de estudiantes se han declarado en huelga de hambre, a las puertas de la sede de la OEA en Caracas. La iniciativa fue de un grupo de líderes de universitarios del oriente del país, a quienes hoy se han unido estudiantes de Caracas, Carabobo, Bolívar, Táchira, Mérida, Sucre, Nueva Esparta, Anzoátegui, Monagas y contando&
El objetivo de la protesta es lograr la libertad de Julio Rivas y de los presos políticos, a través de la mediación de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. No es poca cosa este objetivo, detrás de él yace el valor de la justicia. Protestan porque es injusto y desproporcional que Julio pase preso 10 años porque lanzó una piedra, es inhumano que a Simonovis no le permitan tener asistencia médica o que Maraco esté en La Planta por algo que no hizo.
Algunos piensan que sus objetivos son inviables y que pueden quedar como tontos por no lograrlos. Yo no lo creo. Por el contrario, pienso que la libertad es alcanzable con el tipo de compromiso que están demostrando. No sé si lograrán sacar a los presos o la presencia de la CIDH en Venezuela, de forma inmediata, pero intentarlo tiene un inmenso valor. No rendirse y pelear con voluntad por la democracia en este país es lo que estos chamos están haciendo y lo que todos deberíamos hacer. Sólo los locos se atreven a predecir el futuro, los cuerdos saben que son dueños de lo que hacen en el presente. "Tanto va el cántaro al río que se revienta".
Debo reconocer que nunca he vuelto a sentir la honestidad política y la esperanza que sentí como parte del Movimiento Estudiantil de 2007. Pero estos huelguistas me han reconciliado con mi bandera y con mi generación, con la No Violencia como fin y como método. No digo que con la huelga se vaya a sacar a Chávez, lo que digo es que la esperanza que acciones como esta despiertan en la gente, pueden ser el comienzo de un cambio. Con hambre, lejos de casa, pero con el corazón lleno de Venezuela, estos huelguistas nos dan fe tricolor.
El objetivo de la protesta es lograr la libertad de Julio Rivas y de los presos políticos, a través de la mediación de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. No es poca cosa este objetivo, detrás de él yace el valor de la justicia. Protestan porque es injusto y desproporcional que Julio pase preso 10 años porque lanzó una piedra, es inhumano que a Simonovis no le permitan tener asistencia médica o que Maraco esté en La Planta por algo que no hizo.
Algunos piensan que sus objetivos son inviables y que pueden quedar como tontos por no lograrlos. Yo no lo creo. Por el contrario, pienso que la libertad es alcanzable con el tipo de compromiso que están demostrando. No sé si lograrán sacar a los presos o la presencia de la CIDH en Venezuela, de forma inmediata, pero intentarlo tiene un inmenso valor. No rendirse y pelear con voluntad por la democracia en este país es lo que estos chamos están haciendo y lo que todos deberíamos hacer. Sólo los locos se atreven a predecir el futuro, los cuerdos saben que son dueños de lo que hacen en el presente. "Tanto va el cántaro al río que se revienta".
Debo reconocer que nunca he vuelto a sentir la honestidad política y la esperanza que sentí como parte del Movimiento Estudiantil de 2007. Pero estos huelguistas me han reconciliado con mi bandera y con mi generación, con la No Violencia como fin y como método. No digo que con la huelga se vaya a sacar a Chávez, lo que digo es que la esperanza que acciones como esta despiertan en la gente, pueden ser el comienzo de un cambio. Con hambre, lejos de casa, pero con el corazón lleno de Venezuela, estos huelguistas nos dan fe tricolor.
Yon Goicoechea
Opinión / El Universal
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