El Presidente Chávez afirmó que acabaría con la pobreza, antes del 2019. Por supuesto, su gran y original plan es "quitarle a los ricos para darle a los pobres".
Pero superar la pobreza no es tan sencillo, las fórmulas populistas producen el efecto contrario al que prometen. No se puede distribuir lo que no se tiene, por eso es que el orden correcto es producir y distribuir, no a la inversa. Alemania genera $34.400 en promedio anual por cada habitante y Venezuela sólo $12.800. No viviremos como los alemanes hasta que produzcamos como ellos. Esto es así, sea cual sea nuestra postura ideológica en torno a las facultades distributivas del Estado. Y es que el rentismo petrolero ya no es lo que era. Que Carlos Andrés creyera que el petróleo era suficiente era tonto, pero que lo crea Chávez, tanto tiempo después, es desquiciado. Montado en su lago de petróleo a buen precio, Chávez ha acabado con los productores agropecuarios y con la industria pública y privada, ha dejado de promover el Turismo que sigue siendo nuestra gran esperanza, ha deteriorado la infraestructura del país y ha obviado la generación de conocimiento técnico que permita la innovación tecnológica venezolana.
Ha sembrado miseria, pues. No habrá superación sostenible de la pobreza sin inversión. Por ello es un crimen que Pdvsa no reinvierta nada y todo se vaya en gasto común, que el gobierno nos endeude cada vez más y que Venezuela coma hoy sobre el hambre del futuro. El gobierno está borracho de petróleo y no se da cuenta que está repitiendo el mismo error que condujo a la caída del Puntofijismo. A los venezolanos nos mintieron diciendo que éramos un país rico y desde pequeños nos enseñaron a pedir una riqueza no producida. Es más fácil decirle a un elector que le van a dar y no que tiene que trabajar, pero así no se construye la sociedad de los derechos. La promesa es la oportunidad y no el resultado. El camino es la educación, el trabajo, la creatividad y las ganas de comernos el mundo.
Copyright ©2009 primero justiciaPero superar la pobreza no es tan sencillo, las fórmulas populistas producen el efecto contrario al que prometen. No se puede distribuir lo que no se tiene, por eso es que el orden correcto es producir y distribuir, no a la inversa. Alemania genera $34.400 en promedio anual por cada habitante y Venezuela sólo $12.800. No viviremos como los alemanes hasta que produzcamos como ellos. Esto es así, sea cual sea nuestra postura ideológica en torno a las facultades distributivas del Estado. Y es que el rentismo petrolero ya no es lo que era. Que Carlos Andrés creyera que el petróleo era suficiente era tonto, pero que lo crea Chávez, tanto tiempo después, es desquiciado. Montado en su lago de petróleo a buen precio, Chávez ha acabado con los productores agropecuarios y con la industria pública y privada, ha dejado de promover el Turismo que sigue siendo nuestra gran esperanza, ha deteriorado la infraestructura del país y ha obviado la generación de conocimiento técnico que permita la innovación tecnológica venezolana.
Ha sembrado miseria, pues. No habrá superación sostenible de la pobreza sin inversión. Por ello es un crimen que Pdvsa no reinvierta nada y todo se vaya en gasto común, que el gobierno nos endeude cada vez más y que Venezuela coma hoy sobre el hambre del futuro. El gobierno está borracho de petróleo y no se da cuenta que está repitiendo el mismo error que condujo a la caída del Puntofijismo. A los venezolanos nos mintieron diciendo que éramos un país rico y desde pequeños nos enseñaron a pedir una riqueza no producida. Es más fácil decirle a un elector que le van a dar y no que tiene que trabajar, pero así no se construye la sociedad de los derechos. La promesa es la oportunidad y no el resultado. El camino es la educación, el trabajo, la creatividad y las ganas de comernos el mundo.
Todos los Derechos Reservados
No hay comentarios.:
Publicar un comentario