07 agosto 2007

Autoridad y Poder

La verdadera división de la política venezolana no es Gobierno vs. oposición
Escribió Jacques Maritain que la Autoridad y el Poder son dos cosas muy distintas. El poder es la fuerza con que obligas a otros a que te obedezcan. La Autoridad es el derecho a dirigir y a mandar, a ser escuchado y obedecido por otros. La Autoridad requiere Poder. El Poder sin Autoridad es tiranía.

Estas pocas líneas de Maritain dibujan la encrucijada política de toda Venezuela como nación.

La verdadera división de la política venezolana no es Gobierno vs. oposición, sino quienes vemos en la política la posibilidad de construir autoridad para lograr el bien común y, quienes quieren el poder para someter a la sociedad.

Si pudiéramos reordenar a diferentes actores, agendas, partidos, medios, individualidades, nos daríamos muchas sorpresas de quien quedaría de un lado u otro.

Estamos claros
Por eso en Primero Justicia estamos totalmente claros que nuestro papel es construir una alternativa política que pueda liderar la transformación de Venezuela partiendo de la dignidad y libertad de cada ser humano para alcanzar la autoridad de gobernar sin exclusiones y poder humanizar nuestra sociedad.

Ardua tarea
La tarea de poder construir este liderazgo con autoridad y no solamente poder, es ardua. Requiere el testimonio diario de sembrar a Primero Justicia para consolidar un gran movimiento popular que crezca hacia abajo, para convertirse en un verdadero traductor de las esperanzas y sueños de Venezuela para formar, organizar, comunicar, sensibilizar, testimoniar, persuadir, empoderar al pueblo.

¿Qué hacemos?
Todos los días me detiene gente en la calle con cara de comprensible desespero: "¿qué vamos a hacer?". No hay otra respuesta: remangarse los brazos e involucrarse en la política, en los partidos, en la comunidad, como unos verdaderos evangélicos que obsesivamente van construyendo ese derecho a decir la verdad, ese derecho a ser escuchados, ese derecho a tener autoridad. Ese derecho a transformar la realidad.

Lo contrario es el desespero, o el acomodo, o el cinismo.



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